CORRE, CORRE. Cuando corríamos en Monrovia en medio de las chabolas, pisaba la tierra y la arena, esquivaba casetas derruidas, me rozaba con los techos de zinc que se caían. A veces me paraba y un montón de niños nos sonreían. Uno de ellos imitaba mis saltitos junto a una roca, hip hop, hip hop,…
Soy un drogadicto









