Llegó él con su sonrisa de película, te dijo unas palabras al oído, te agarró la mano y os fuisteis juntos a la playa amén de otros etcéteras que hicieron que tu corazón diese tres volteretas y dos mortales. Ya es imposible dormir. Pero resulta (ay, ay) que él tiene que marcharse lejos, muy lejos…
¿VALE LA PENA ESPERAR POR AMOR?
