El Invierno en Lisboa narra la historia de amor entre un músico y una mujer misteriosa. Ambos viven en una situación marcada por el peligro constante, debido al entorno repleto de riesgos en el que se desenvuelven. Este riesgo se ve acentuado por el hecho de que antes de conocer a Biralbo (el músico) Lucrecia (la mujer misteriosa) era la pareja de una especie de gánster llamado Malcom. De modo que cuando Lucrecia se enamora de Biralbo, comienza una aventura marcada por la persecución, la distancia, el peligro y también la soledad.
Malcom, presa de los celos, se llevará a Lucrecia a Berlín lo que supondrá una separación dolorosa entre ésta y Biralbo. Lucrecia confirmará el ambiente mafioso donde vive, tras presenciar un asesinato a manos de Malcom y sus secuaces.
A partir de ahí, Lucrecia decide huir. Para ello se valdrá de un valiosísimo grabado del pintor Cézanne que obra en su poder y que logra vender por una cantidad muy importante, lo que le ayudará a refugiarse en Lisboa.
Malcom, lleno de rabia, odio y más celos, emprende la persecución de la pareja, haciéndose valer para ello de una pareja siniestra, Touissants Morton y su compañera Daphne: contrabandistas y falsificadores de cuadros que están envueltos en todo tipo de juegos sucios.
Lucrecia y Biralbo viven alejados pero están destinados a encontrarse. Están destinados a amarse. Así, Biralbo se encuentra por fin con Lucrecia en Lisboa, tras tres años de “vida monacal” en San Sebastián, además de haber dado varios tumbos por diferentes ciudades europeas
Es en la capital portuguesa donde Biralbo acabará matando a Malcom, dentro de un tren nocturno tras una dura pelea. A partir de ahí, Biralbo se convierte en un prófugo de la justicia. Se inicia así una persecución policial que se une a la de Touissants Morton y su compañera Daphne.
La acción se traslada a Madrid, donde Biralbo se refugia finalmente con un nombre cambiado: Giacomo Dolphin. Bajo ese nombre, seguirá tocando con su grupo de música en el hotel Metropolitano.
Touissants Morton y Daphne descubren que Biralbo está en Madrid y acuden al hotel para matar al músico, pero Biralbo ya ha huido.
Al cabo de un par de horas, Lucrecia, aparecerá también por el hotel en busca de Biralbo. Al no encontrarle, desaparece entre la multitud de la Gran Vía madrileña, lo que supone el punto final de la novela.
El Invierno en Lisboa permite al lector sumergirse en el ambiente oscuro de los músicos ignotos. Unos músicos sin embargo dotados de un talento inmenso, al que su bohemia natural les impide rentabilizar. Es lógico por tanto que estos autores de “segunda fila”, pasen por constantes penurias económicas, continuados avatares con las drogas, y también una irremediable soledad.
Todo esto nos lo cuenta una especie de narrador en segunda y tercera persona, que casi se transforma en un “narrador Dios” a pesar de que sólo se nutre principalmente de los testimonios de Biralbo.
Muñoz Molina consigue en El Invierno en Lisboa (novela publicada en 1987 por la editorial Seix Barral) mantener la trama e intriga a lo largo de toda la novela, con ese estilo un tanto denso tan propio de él, que puede gustar o no, pero que lo dotan de un estilo propio. Dicho esto, el hecho de saber que Biralbo está vivo, le puede restar bastante misterio y suspense a la historia.
Por otro lado, la novela produce una cierta pérdida de noción del tiempo al no seguir un orden cronológico, y hacer continuos traslados en el tiempo (analepsia), hablando en presente, remontándose al pasado, volviendo al presente y así, lo que le da un “detalle técnico”. Continuando con las tecnicidades, en bastantes ocasiones, me dio la impresión de que se abusaba de los adverbios en mente. También creo que se reproducen situaciones, cuasi fantásticas, difíciles de creer. Por ejemplo, cuando Biralbo siente la pistola de Malcom en su estómago y hace una especie de malabarismo que revierte la situación que lo lleva milagrosamente a él a apuntar a Malcom.
Salvo estos “defectos”, la novela tiene un componente psicológico, de sabiduría y de oficio muy grande. Se nota la categoría del escritor, en las descripciones, los ambientes, el armazón literario. El Invierno en Lisboa se llevó en su momento el Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa, lo que supuso un tremendo espaldarazo para la carrera de Muñoz Molina que hoy en día es un escritor totalmente consagrado.
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