Si uno muestra un mínimo de curiosidad por Bali, seguramente acabe escuchando el nombre de Miguel Covarrubias, pintor mexicano enamorado de isla a la que rindió tributo escribiendo Island of Bali, un libro donde se adentra en el vasto e infinito mundo balinés con una precisión de cirujano y que hoy en día es considerado un clásico imprescindible.
Por ello no resultó extraño que después de varios días recorriendo la isla, me hiciese con un ejemplar de Island of Bali en una librería de Ubud y que comenzase a devorarlo unos pocos días después. Las primeras páginas del libro de Covarrubias parecían prometerle a uno un texto donde se narrarían las ‘aventuras’ del artista mexicano y su mujer en la misteriosa isla indonesia. Pero de pronto el libro da un giro radical saltando de un estilo ‘épico’ a uno académico, sesudo que va diseccionando cada mínimo detalle de la cultura, tradición y religión balinesas con una atención tan detallista que ponen a prueba la paciencia del lector, al mismo tiempo que le dota de una información valiosísima.
De esta manera, Covarrubias nos va contando el día a día balinés marcado profundamente por las tradiciones, la religión, la cultura y por supuesto los lazos familiares que constituyen el principal soporte de la vida en la isla.
De la religión balinesa se asume por lo general como derivada de la religión hinduista, pero en realidad ésta permanece como una religión propia animista en el cual se entreveran los principios esotéricos y filosofías del hinduismo.
La deidad suprema en la religión balinesa es Siwa que representa la esotérica combinación de todos los dioses y fuerzas de la naturaleza.
Aquí el alma juega un papel fundamental, siendo el cuerpo un objeto sucio del que hay que deshacerse con armonía. La cremación, una práctica principal de la cultura y tradición balinesas cumple con este objetivo final. El artista mexicano también nos explica también el culto que los balineses hacen tanto a las fuerzas positivas como negativas. Y es que solo manteniendo el balance entre estas dos fuerzas se mantiene la armonía de la comunidad. Sintomático a este respecto, resulta la representación de la batalla entre Barong y Rangda. Por otro lado, dado la enorme fuerza de la tradición y la religión en Bali, no es extraño que los numerosos intentos misioneros de cristianizar la isla hayan supuesto unos auténticos fracasos.
Covarrubias se adentra también en la organización de la familia balinesa. Nos insinúa que aunque la mujer tiene un papel más importante del que en principio pueda parecer, lo cierto es que Bali se rige más bien por unos patrones machistas. En esta sociedad balinesa no se puede obviar la extrema importancia que tiene la tierra. La tierra se considera propiedad de los antepasados y fuente de toda riqueza.
Respecto a la arquitectura, es imprescindible nombrar la importancia del bambú como elemento prácticamente inherente en las construcciones de la isla, así como evidentemente el rol principal de los templos, centro neurálgico de las prácticas religiosas. La danza en Bali también juega un papel fundamental. Con todo, a pesar de la gran importancia que los balineses le dan a su cultura y a sus tradiciones, Covarrubias nos dice que los balineses no ofrecen mucha resistencia a la hora de asimilar influencias de culturas ajenas incluida la occidental.
En cuanto a la literatura balinesa se refiere, el autor mexicano nos presenta los clásicos como el Arjuna Wiwaha el cual narra la historia de Arjuna y su periodo meditativo y ascético en el monte Meru. Además, en el día dedicado a Saraswati, Dios del aprendizaje, de la ciencia y la literatura, hay un día en que los manuscritos literarios reciben ofrendas.
Asimismo, los episodios de Ramayana y Mahabharata perviven como los trabajos literarios más importantes de la literatura local. Es importante mencionar también el clásico balinés Bhima Swarga, que viene a ser la fábula de las fantásticas aventuras vividas por Bhima cuando visita a las Hadas. La pintura también juega un papel prominente en la cultura balinesa, de ella Covarrubias nos viene a advertir que a pesar de su indudable calidad, ésta se ha visto privada de una cierta libertad de expresión.
En otro orden de cosas, al hablar de Bali, resulta lógico nombrar a los holandeses, imperio colonial de Indonesia y cuya presencia en Bali, desató varias batallas cruentas con las poblaciones locales. A pesar de ello, Covarrubias nos dice que los holandeses han sido calificados en varias ocasiones como “los mejores colonizadores del mundo” y por ello Bali ha tenido “suerte” de ser colonizada por estos civilizados imperialistas que se rigen por la regla del “rule with love and wisdom”.
Las últimas páginas de Island of Bali, Covarrubias las dedica a hablar del futuro de la isla, un futuro que augura como bastante oscuro. Y es que por aquel entonces Bali se había convertido en ‘el nuevo paraíso descubierto’, y le había ‘robado’ dicha etiqueta a Tahití como sustituto contemporáneo de la isla de Utopía (aquella isla imaginada por Thomas More) Bali ya no era un secreto en la década de los treinta que es cuando Covarrubias había escrito el libro, y ya era por tanto pasto de los “tiburones occidentales” que empezaban a aterrizar en la isla en grandes cantidades. A pesar de todo, el autor mexicano acaba con un mensaje ligeramente optimista al decir que el gobierno tiene en mente planes de reforma para evitar todo este potencial cataclismo.
He de decir que mi propia experiencia en Bali, resultó mejor de lo pensaba. Me esperaba una isla precisamente invadida por todos estos defectos que enumera Covarrubias. Es cierto que había mucho turista pero la mayoría se comportaba de manera respetuosa con las costumbres locales. Con todo, las predicciones de Covarrubias no parecían para nada desacertadas ya que anteriormente las costumbres y la fuerza de la tradición conservaban una impronta mucho mayor.
Y es que después de leer el libro de Covarrubias, es imposible ignorar la tremenda e intrínseca fuerza de las tradiciones en esta isla. Aun así, desde mi punto de vista, la ‘imposición’ de éstas, también pueden jugar un papel opresor, ya que en Bali es prácticamente imposible separarse de la estructura comunal sin ser marginado por ello.
Por otro lado, como se dijo al principio, Island of Bali no obedece a unos patrones narrativos fluidos, épicos si se quiere, sino más bien a un estilo académico, detallista, etnográfico, antropológico, sociológico, un estilo denso que en algunos o muchos momentos puede producir una jaqueca lacerante en el lector como fue mi caso.
Con todo, es imposible y sería tremendamente injusto calificar de manera negativa a Island of Bali dado que el esfuerzo realizado por el pintor mexicano para escribir esta obra es sencillamente impresionante, titánico. Así, a pesar de que el libro se publicó en 1937 (hoy en día está publicado por la muy profesional editorial Periplus) a día de hoy sigue siendo un clásico de obligada lectura para adentrarse con conocimiento de causa en los mundos balineses.
En cuanto a Covarrubias, a pesar de la gran cantidad de tiempo que le dedicó a Island of Bali y otros textos escritos, era principalmente un pintor, aunque su talento sobrevolaba varios campos artísticos. Desde muy joven se trasladó a los Estados Unidos donde llegó a trabajar como caricaturista para Vanity Fair. En 1930 llegó a Bali en viaje de luna de miel. Fascinado por la isla, regresaría en 1933 con una beca de la Fundación Guggenheim, lo cual resultaría decisivo para la escritura de Island of Bali. La pareja acabaría regresando a México donde Covarrubias desempeñó varios cargos tales como profesor de etnología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia además de adentrarse también en la danza mexicana. Asimismo, también estudió en profundidad el arte de Mesoamérica. Covarrubias murió a causa de complicaciones diabéticas con tan solo 52 años, una edad en la que todavía se esperaba mucho de él. Hoy en día se lo recuerda como referente en muchos y diversos campos culturales.
¿Y tú? ¿Has estado alguna vez en Bali? ¿Qué te pareció? ¿Crees que Island of Bali refleja la realidad de la isla? ¡Mójate!
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